Existen multitud de jeringuillas en el mercado y, independientemente del hospital o centro sanitario en el que te encuentras, los profesionales que las utilizan siempre tienen a su disposición todos ellos.
¿Cuál es el mejor? Depende. Cada uno de las jeringuillas que podemos encontrar tienen una función totalmente diferente. El uso de una u otra dependerá en mayor o menor medida, de los requerimientos que tenga el paciente.
Por tanto, para saber identificar de forma correcta cada uno de estos momentos, desde Índico queremos enseñaros los diferentes factores que pueden intervenir a la hora de tomar esa decisión.
¿Qué es una jeringuilla?
Aunque muchos ya sabéis de qué se trata, la jeringuilla es un instrumento sanitario muy utilizado en un centro sanitario. Básicamente desarrolla una función imprescindible a la hora de introducir por vía intravenosa cualquier tipo de medicamento.
Sin duda, fue un avance considerable en el campo de la medicina ya que permitía a los pacientes asimilar el medicamento mucho más rápido de lo normal, al pasar al corriente sanguíneo de forma instantánea.
Eso sí, cada jeringa tiene una función específica. Por tanto, es importante tener en cuenta los requerimientos de cada sujeto.
¿Cuáles son las partes de una jeringuilla?
En una jeringuilla, podemos encontrar una serie de partes que siguen el mismo patrón. Es decir, aunque nos encontremos ante un tipo de jeringuilla que realiza una función específica, por norma general siempre estará formada por:
• Émbolo: es la parte mediante la cual se puede llegar a llenar o, por el contrario, vaciar un recipiente.
• Tubo: se trata del recipiente o tubo en el que se deposita el fluido que se va a introducir en el interior del paciente. Por norma general, suele ser de plástico, aunque a veces también se puede encontrar con cristal.
• Conector: es el espacio dedicado a introducir la aguja.
• Aguja: medio a partir del cual se produce el paso del fluido.
¿Cómo escoger la jeringuilla adecuada?
La pregunta del millón. Como bien hemos comentado anteriormente, para poder escoger de forma el modelo de jeringuilla que necesitamos, es muy importante conocer las necesidades del paciente y saber, en todo momento, las consecuencias que puede tener el uso de un tipo u otro.
Por ejemplo, las jeringuillas desechables constan de un tubo que está calibrado y que puede proporcionar entre 0,5 ml y 60ml de medicamento. Por tanto, a la hora de realizar cualquier inyección intramuscular, puede resultar ser una opción más que interesante.
Por otro lado, aquellas jeringuillas que tengan un tamaño mayor, pueden dedicarse para inyectar medicamentos por vía intravenosa.
¿Por qué hay jeringuillas que tienen colores diferentes?
Uno de los factores diferenciadores de las jeringuillas es su diámetro. Esto es importante porque en función de este puede darse el caso de que se utilice para unas funciones u otras.
Por tanto, mediante el color que tengan las propias agujas, podemos diferenciar entre los siguientes tamaños:
• Gris: 27G
• Naranja: 25G
• Azul: 23G
• Negra: 22G
• Verde: 21G
• Amarilla: 20G
• Rosa: 18G
¿Qué tipos de inyecciones existen?
Dependiendo del tipo de problema con el que aparezca el paciente y del tipo de solución que se le pueda dar, podemos encontrar diferentes tipos de inyecciones:
• Intradérmicas y subcutáneas: el tamaño de esta clase de agujas es mucho más pequeño que el de una aguja normal. En este caso, se trata de algo muy útil a la hora de realizar un tratamiento en personas diabéticas que necesitan inyectarse insulina.
• Intravenosas: por el contrario, este tipo de agujas son más largas pues posibilitan la entrada de medicamento en el cuerpo por medio de una vena y, posteriormente, a la sangre.
• Intramusculares: al igual que en las anteriores, es necesario contar con una aguja de gran tamaño para poder llegar al músculo.
En definitiva, se trata de un instrumento sanitario que no suele tener mucha aceptación en la sociedad. Es decir, hay muchas personas que debido ciertos momentos o situaciones vividas en el pasado, tienen miedo o simplemente no les gustan las agujas.
Sin embargo, se trata de un producto que desempeña una función vital a la hora de combatir ciertas enfermedades. Ya no solo por la capacidad que tiene para suministrar ciertos medicamentos, sino que también para hacerlo de la manera más rápida y eficaz posible. Algo que sin una jeringuilla sería muy complicado.