Encontrar un producto sanitario defectuoso es mucho más común de lo que puede parecer. Al fin y al cabo son muchos los productos que circulan en el mercado para poder atender la demanda que hay, por lo que puede darse el caso perfectamente.

Obviamente esto puede suponer un problema según que casos. Hay que tener en cuenta que a un centro sanitario acuden personas con patologías muy diversas, por lo que el impacto de un producto defectuoso puede ser más grande o menos dependiendo de esta variable.

En cualquier caso, si estás interesado en conocer el motivo por el que un producto es catalogado como defectuoso o cual es el plan de acción cuando se encuentra uno, ¡estás en el lugar indicado!

¿Qué es un producto sanitario defectuoso?

Para poder saber localizar un producto sanitario defectuoso, debemos tener en cuenta diferentes variables en función del tipo de producto en el que nos encontremos.

En cualquier caso, siempre se denominará a un producto como defectuoso en el supuesto de que no sea capaz de cumplir con la función por la que ha fabricado. Además, también se cataloga de esta manera en el supuesto de que no sea capaz de mostrar todos los estándares de calidad y de seguridad prefijados.

¿Qué debemos hacer cuando localizamos un producto sanitario defectuoso?

De acuerdo, ya sabemos cómo podemos identificar un producto sanitario defectuoso. Es decir, cuáles son algunos de los factores que permiten identificarlo. Sin embargo, una vez conseguimos darnos cuenta de ello, ¿qué tenemos que hacer?

En el supuesto de que nos encontremos en esta situación, lo primero que debemos realizar es descubrir lo que dice la legislación sobre ese tipo de producto. Es decir, según el Real Decreto 1/2007, podemos observar que es lo que dicen las diferentes leyes que tratan este tema, como la Ley General para la defensa de los consumidores y usuarios.

¿Y si causa algún daño?

Cabe la posibilidad de que el consumidor solo se de cuenta del problema en el momento en el que ya lo está utilizando. En algunos casos no tiene por qué pasar absolutamente nada, mientras que en otros puede ser el detonante para causar un daño al paciente.

En aquellos supuestos donde se produce dicho problema, los propios productos son los responsables de todos y cada uno de los daños que pueda llegar a causar. Eso sí, el propio perjudicado deberá probar el defecto, el daño y la relación que existe entre ambos.

¿Se puede llegar a librar el productor?

Siempre cabe la posibilidad de que el productor intente darle la vuelta a la víctima o que al menos, intente verificar la versión de este. Algunas de las partes que más va a tener en cuenta son:

  • Si el producto se había utilizado como tal una vez causó el daño o no.
  • Que el defecto que pudiera tener el producto en cuestión surgiese de forma posterior al momento de la fabricación, por lo que la culpa no sería de este.
  • Hay que ver si el producto estaba enfocado totalmente para la venta o no. Es decir, puede darse el caso de que el producto se comercialice por error y que la finalidad original de éste no sea esa.
  • Que la persona que lo fuese a utilizar no contase con los conocimientos necesarios para poder utilizarlo.

Como puedes observar, no solo se trata de localizar los productos que estén en este estado, sino que también es necesario que quede constatado que realmente se trata de un producto sanitario defectuoso.