El cepillo quirúrgico desarrolla un papel fundamental a la hora de mantener un cuidado adecuado en la boca del paciente. Eso sí, no tiene porqué utilizarse de manera cotidiana, sino que más bien suele ser el propio dentista el encargado de decir cuando hace falta y cuando no.
Sin duda, es algo de agradecer pues, aunque no lo creas existen multitud de cepillos y cada uno tiene una finalidad concreta. Por tanto, a lo largo de este artículo queremos acercaros un poco más a cada uno, de tal forma que un futuro puedas tener una mejor idea de qué cepillo de dientes te interesa en cada momento.
¿Qué es un cepillo quirúrgico?
El cepillo quirúrgico es aquel que permite realizar una limpieza bucal mucho más concisa y por consiguiente, con mejores resultados. Por norma general, el único momento en el que se llega a utilizar es de forma posterior a una intervención quirúrgica pues el paciente sigue necesitando mantener una buena higiene bucal durante el proceso de cicatrización.
¿Por qué utilizar un cepillo quirúrgico?
Las razones por las que puede llegar a ser beneficioso esta clase de producto son:
- Cuenta con una serie de filamentos que pueden ayudar a que las encías no sufran tanto y que reciban el tratamiento de la pasta de dientes mucho mejor.
- Además, todos los filamentos cuentan con una textura muy variable. Esto quiere decir que, en función de las necesidades específicas que tengamos, podemos encontrar con mayor o menos dureza.
- El cuello es mucho más largo, por lo que su uso es mucho más sencillo ya que permite llegar a zonas complejas sin la necesidad de hacer movimientos bruscos.
- El cabezal es mucho más pequeño, por lo que puede utilizarse sin ningún tipo de miedo a que se produzca una herida en la encía.
¿Qué otros cepillos podemos encontrar?
Además del cepillo quirúrgico, podemos llegar a encontrar las siguientes clases de cepillos:
- Cepillo de cerdas duras: en el supuesto de que al acudir a consulta el dentista vea que tus dientes están completamente sanos, es el cepillo que más te conviene. Básicamente porque las cerdas son un poco más duras de la normal. Por tanto, tampoco ejerzas una presión muy grande en el diente y la encía ya que la puedes dañar.
- Cepillo de cerdas medias: en el caso de que hayas notado que tienes cierta sensibilidad hacia ciertos movimientos o condiciones de los alimentos, esta clase de cepillo te interesa pues el impacto que tiene no es tan alto.
- Cepillo de cerdas suaves: en el supuesto de que el dentista detecte cualquier tipo de problema, es recomendable usar este tipo de cepillo durante un tiempo. Al menos hasta que se supere el problema pues lo más probable es que no se dañe más la zona afectada.
- Cepillo para niños: como la superficie bucal es diferente a la que puede tener un adulto, el tipo de cepillo que se utiliza es diferente también. Básicamente está conformado por un cabezal mucho más pequeño y con muy poca dureza. De esta manera nos aseguramos no dañar ni encías ni dientes.
- Cepillo para ortodoncias: en estos casos está bastante claro cuando utilizarlo y cuando no. Las personas que se someten a una ortodoncia necesitan un cepillo que tenga una hilera de cerdas central mucho más corta que una convencional. Gracias a esto resulta posible acceder a las zonas más profundas de los brackets.
- Cepillo periodontal: está enfocado a aquellos pacientes que estén pasando por un proceso de gingivitis. Básicamente se caracteriza porque facilita el cepillado sin la necesidad de pasar dolor.
- Cepillo interproximal: enfocado más bien en el limpiado del espacio entre diente y diente, que en la propia estructura dental. En este caso se trata de un cepillo que está más destinado a dientes que están ferulizados.
¿Merece la pena un cepillo quirúrgico?
La respuesta depende directamente de la opinión de tu dentista. Al fin y al cabo, será él mismo quien se encargue de llevar a cabo el análisis del estado de tu boca. Pero, en cualquier caso, cuenta con que, tras una operación, el cepillo quirúrgico es la mejor opción que puedes llegar a encontrar.