Un drenaje quirúrgico es algo que nadie quiere llegar a tener. Es decir, en caso de que necesites uno, significará que has tenido que pasar por el quirófano en algún momento y no queremos eso, ¿verdad?
Obviamente hay operaciones y operaciones. Unas pueden ser mucho más comprometedoras que otras, pero, en cualquier caso, el papel del drenaje quirúrgico es fundamental para que el paciente pueda recuperarse de forma satisfactoria.
¿Qué es un drenaje quirúrgico?
Un drenaje quirúrgico es uno de los mejores métodos utilizados a la hora de eliminar el líquido sobrante que se produce en una zona quirúrgica.
Aunque no lo creas, es una función muy importante pues es normal que se lleguen a acumular restos de sangre o sustancias en la zona intervenida, lo que puede llegar a causar una infección y multitud de problemas a la hora de encarar la recuperación.
¿Cómo podemos prevenir la acumulación de líquido?
Lo primero que debemos de tener en cuenta es que tras una operación, vamos a dar lugar a un espacio muerto donde, de forma totalmente natural, el cuerpo va a tratar de rellenar y el líquido va a ser la forma principal de conseguirlo.
De esta manera, debemos de colocar el drenaje de forma muy cuidadosa y sobre todo, muy estratégica. Por norma general, el método utilizado no es otro que mediante una pequeña incisión en una zona limítrofe a la propia herida, para asegurarnos de que las posibilidades de infección sean nulas.
¿Cuándo debemos quitar el drenaje?
Posiblemente esta sea la pregunta del millón. Sin duda, la respuesta que podemos dar a esto es: depende.
Depende de muchos factores como puede ser el tipo de operación al que se someta el paciente. Aunque por norma general todas son complicadas, hay algunas que lo son más y otras que lo son menos.
En cualquier caso, para saber el momento en el que debemos retirar el drenaje, deberemos atender a la cantidad media de drenaje y sobre todo, a la opinión que nos proporcione el doctor.
Pero mucho cuidado porque cuanto más tiempo dejemos el drenaje en su lugar, mayor será la posibilidad de que se infecte la zona pues existe una conexión entre el exterior y la cavidad quirúrgica. Por norma general, el plazo suele encontrarse entre las 24 y las 48 horas.
¿Qué hacemos si se infecta la zona?
Todo puede pasar y el hecho de que se infecte la herida es una posibilidad. ¿Qué deberíamos hacer en ese caso? Pues bien, la realidad es que lo más común en estos casos es que debido a la rotura del drenaje se infecte la herida.
Lo primero que debemos comprobar en esta clase de casos es que no quede absolutamente nada dentro de la herida. Esto puede llegar a causar síntomas como infecciones, dolores, calor e incluso secreciones purulentas.
¿Cómo sé que drenaje tengo que usar?
Para poder saber qué tipo de drenaje es el mejor para cada caso, simplemente tenemos que diferenciar entre sistemas activos y pasivos.
Un sistema activo se caracteriza porque son capaces de dar una presión negativa con aspiración, mientras que los drenajes pasivos lo hacen mediante la gravedad. En cualquier caso, sea cual sea lo podemos encontrar:
- De forma abierta, lo que quiere decir que está expuesto al exterior.
- De forma cerrada, donde se introducen los líquidos necesarios para proceder con la cura y además, no está expuesto al ambiente externo.
Ejemplo
Podemos encontrar diferentes clases de drenajes en cada tipo, sin embargo, para que quede más claro, desde Índico hemos querido poneros el siguiente ejemplo: los sistemas de drenaje activo cerrado, podemos encontrarlo perfectamente en los drenajes que están conectados a un depósito de bulbo. Extrayendo el drenaje para que se mantenga vacío de forma constante. Es más, resulta conveniente vaciarlo cada 4 horas pues en caso contrario lo más probable es que se sobrecargue.
En definitiva, se trata de un proceso que precisa de mucho cuidado por lo que antes y después es necesario contar con buenos profesionales que realicen su trabajo de la forma correcta y que, por supuesto, sepan cómo tratar con un drenaje quirúrgico.