La venta material médico es un proceso mucho más complejo de lo que puede parecer. No solo tenemos que fijarnos en el propio producto sino que también existen otro tipo de factores a tener en cuenta que pueden alterar el producto y por lo tanto, deben estar regulados.
Para que lo entendamos mejor, supongamos el caso de un producto sanitario que debe de estar totalmente esterilizado a la hora de utilizarlo, de tal forma que quede garantizada la higiene y seguridad en el paciente. Este producto, pasará por diferentes manos y por diferentes procedimientos a la hora de llegar al consumidor final. Estamos de acuerdo en que el primero de todos será la propia fabricación del producto siguiendo las especificaciones necesarias y estudiadas por el fabricante previamente. Después de esto, el proceso puede variar un poco a la hora de transportarlo o manipularlo, pero lo que no varía en ninguno de los casos es que siempre se intenta mantener las condiciones iniciales del producto.
La venta material médico a particulares
Actualmente, estamos viviendo la época dorada de internet. Mediante un simple ordenador o un teléfono móvil, podemos hablar con personas que se encuentra a cientos de kilómetros de distancia o tener acceso a tiendas que se encuentran en la otra parte del mundo.
Como te puedes imaginar, se pueden comprar productos sanitarios independientemente se vayan a utilizar para uso privado o con vistas a un negocio. Por lo tanto, teniendo en cuenta el gran número de ventas que se producen a lo largo de un día, es necesario que se elabore una regulación adecuada que permita garantizar la seguridad del consumidor.
En otras palabras, se trata de un producto que tiene una utilidad muy importante y que por consiguiente no puede venderse sin garantizar que cumple con su finalidad. No es lo mismo vender un llavero que un bisturí.
Diferencias entre un producto sanitario y un producto normal
Como venimos diciendo, es muy importante que quede claro la diferencia entre un producto que se va a utilizar con fines sanitarios y otro cuya finalidad puede ser totalmente cotidiana. Básicamente, se diferencian en que un producto sanitario se puede utilizar para:
- El diagnóstico, control y tratamiento de cualquier tipo de enfermedad o lesión que presente una persona.
- Para la investigación de los diferentes procesos fisiológicos y prácticas que se pueden utilizar a la hora de conseguir atender más enfermedades.
- Poseen un tipo de regulación específica con la finalidad de que no se puedan vender cualquier tipo de producto y que la integridad y seguridad del consumidor siempre este contralada.
Regulación de la venta de productos sanitarios
Teniendo en cuenta los conocimientos que hemos visto anteriormente y sobre todo, con la llegada de internet, las autoridades sanitarias decidieron dar un cambio al propio proceso de venta. Es decir, no un cambio como tal, pero sí un mayor control o seguridad.
La forma escogida para poder conseguir esto es mediante la implantación de ciertas normas y regulaciones especiales. Por ejemplo, mediante el artículo 3.5 del Real Decreto Legislativo 1/2015, queda totalmente prohibido la venta por internet o por cualquier tipo de variante, de productos sanitarios que precisan de una prescripción previa para conseguirlo.
Por otro lado, el Real Decreto 1662/2000 se encarga de regular en especial los productos sanitarios de diagnóstico in vitro. Básicamente, se caracteriza porque pauta todas las características que hay que tener en cuenta a la hora de distribuir esta clase de productos y a la hora de elaborar la publicidad con la que atraer a los consumidores. Es decir, no se puede vender cualquier clase de producto, ni tampoco se puede anunciar de cualquier forma.
¿Qué sucede si no hago caso a estas regulaciones?
Seguro que más de uno estará pensando; hay demasiada gente vendiendo productos mediante internet, seguro que paso de desapercibido. Pues bien, la realidad es que no te recomendamos intentarlo.
En el supuesto de que las autoridades se den cuenta que estás comercializando productos sanitarios que no están regulados de la manera pautada y que por consiguiente, estás poniendo en juego la salud de los pacientes, tienes un grave problema. En concreto, según el Real Decreto 1/2015, que se encarga de regularlo, se puede considerar como una infracción grave y por consiguiente, se sancionará con una multa económica que puede estar entre los 30.000 y los 90.000 euros. ¿De verdad merece la pena saltarse las normas?
Nuevas oportunidades
Eso sí, no debemos centrarnos únicamente en las cosas malas. La realidad es que la venta masiva de productos en internet, posibilita que todos los profesionales sanitarios del mundo puedan contar con los instrumentos necesarios para atender las necesidades de los pacientes. Todo esto bajo un tiempo relativamente corto en comparación con lo que se venía viendo.
Por lo tanto, aunque pueda parecer un proceso un poco más complejo de lo habitual, merece la pena intentarlo pues la recompensa es mayor y ante cualquier tipo de problema de gestión, siempre se puede acudir a empresas como la nuestra para solucionar todas las dudas sobre la venta material médico.